
Se trataba de seguir los consejos de San Josemaría en Es Cristo que pasa: …hay que mirarse en Él. No basta con tener una idea general del espíritu de Jesús, sino que hay que aprender de Él detalles y actitudes. Y, sobre todo, hay que contemplar su paso por la tierra, sus huellas, para sacar de ahí fuerza, luz, serenidad, paz.
Después de muchas reuniones y gestiones, quedó claro desde el principio era que se trataba de una peregrinación, y no de un viaje meramente turístico. Cada día se celebraría la eucaristía en un lugar distinto para ir recordando los lugares por los que pasó y vivió Jesucristo y la Sagrada Familia. Las explicaciones del guía nos tenían que llevar por nuestro camino de fe, cultura e historia a lo largo del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Unas cuarenta personas conformábamos este grupo pionero de peregrinaciones a Tierra Santa, compuesto por Cooperadores, hombres y mujeres, algunas personas del Opus Dei, con amigas y amigos, varios matrimonios, algunos con hijas pequeñas, y un sacerdote, mossèn Rubèn, que celebró misa cada día y nos ayudó a meditar el evangelio en los lugares más emblemáticos de los pueblos por los que discurrió la vida de Jesús. Victoria era la encargada de este grupo.
La peregrinación se inició al mediodía, en el aeropuerto de Barcelona. Una vez pasados los trámites burocráticos nos encontramos en la puerta de embarque a la espera de iniciar el vuelo.
Después de un vuelo estupendo, aterrizamos a las ocho de la tarde en el aeropuerto Ben Gurion. A la salida del aeropuerto nos encontramos con la guía, Ronit, mujer judía, madre de familia, que nos acompañó a lo largo de estos siete días por los santos lugares y nos dio toda clase de explicaciones históricas, culturales, geográficas y anecdóticas entroncadas con el Antiguo y el Nuevo Testamentos. El primer día hicimos noche en Tel Aviv.

El segundo día nos dirigimos a Galilea, nos hospedamos en Tiberíades y de allí a Nazaret para visitar la Basílica de la Anunciación donde nos incorporamos al rezo del ángelus con los sacerdotes que lo cantaban. Mossèn Rubèn fue invitado a participar del acto litúrgico. Misa en la Iglesia de la Sagrada Familia. Luego visita a Caná, lugar del primer milagro de Jesús y en donde los siete matrimonios renovaron sus compromisos matrimoniales. Dos de ellos habían celebrado hacía poco sus Bodas de Oro. Como hecho anecdótico, a este acto se sumaron siete matrimonios más de Colombia, Venezuela, Santo Domingo y Chicago, que estaban por allí.
El cuarto día dejamos Galilea para dirigirnos a Judea. Paramos en el monte Tabor, lugar de la Transfiguración, y nos dirigimos hacia Belén, lugar del nacimiento de Jesús y visita al Campo de los Pastores. En la Basílica de la Natividad celebramos la santa Misa. De aquí nos dirigimos a Jerusalén, donde llegamos a media tarde. Pudimos contemplarlo desde el Monte Scopus. El resto de días nos hospedamos en Jerusalén.

El último día volvimos de mañana a la Basílica del Santo Sepulcro para poder celebrar la eucaristía en el Calvario.
Después de esta peregrinación, nos hemos dado cuenta de lo ciertas que son las palabras de San Josemaría en Es Cristo que pasa y cómo es de distinta la lectura del Evangelio después de esta experiencia:
Cuando se ama a una persona se desean saber hasta los más mínimos detalles de su existencia, de su carácter, para así identificarse con ella. Por eso hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección. Porque hace falta que la conozcamos bien, que la tengamos toda entera en la cabeza y en el corazón, de modo que, en cualquier momento, sin necesidad de ningún libro, cerrando los ojos, podamos contemplarla como en una película; de forma que, en las diversas situaciones de nuestra conducta, acudan a la memoria las palabras y los hechos del Señor.
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Finalizamos la peregrinación en Abu Ghosh, un poblado a medio camino entre Jerusalén y Emaús, donde pudimos visitar las instalaciones de Saxum (https://saxum.org/es), un proyecto que saca adelante el Opus Dei, formado por un centro de orientación e información para peregrinos que llegan a Tierra Santa –Saxum Visitor Center–, un centro de conferencias para actividades de formación, retiros espirituales, conferencias y seminarios académicos y culturales, con más de 40 habitaciones, comedor y aulas –Saxum Conference Center–, y una futura escuela de hostelería y promoción social de la mujer. Además Saxum es el promotor de la iniciativa cultural Camino de Emaús en la que están trabajando conjuntamente con las autoridades políticas de Israel.
Finalizada la visita nos trasladamos al aeropuerto Ben Gurion para regresar a Barcelona.